Después de un largo recorrido que dio comienzo a principio de la actual generación, Electronic Arts ha ido mejorando año tras año un conjunto de opciones y características muy bien encauzadas de inicio que necesitaban ir puliendo ciertos aspectos para acabar presentando lo que hoy tenemos entre manos. Podremos criticar más o menos le necesidad de entregas anuales en lugar de actualizaciones de plantillas (sean o no con coste), pero lo cierto es que, con más o menos añadidos, la saga FIFA
siempre ha aportado en consolas de sobremesa ciertas mejoras que cada año han evolucionado ciertos aspectos del juego.
Esta año no va a ser diferente, y aunque el cambio generacional está a la vuelta de la esquina y el temor a que queden en un segundo plano las propuestas actuales sobrevuela la cabeza de muchos, lo cierto es que no hay nada que temer, pues Electronic Arts sabe que el grueso del mercado sigue en las actuales consolas, y en base a eso y al gran trabajo que llevan realizando, el hecho de dar un paso más en
FIFA 14 ha sido algo casi obligado, pero también inseparable de la trayectoria de trabajo de los últimos tiempos.
La jugabilidad más completa Cuando
FIFA 14 empezó a dejarse ver en muchos eventos privados que Electronic Arts iba organizando a lo largo del mundo, la sensación de que el juego estaba llegando a su límite de potencial era palpable. Tal vez aquellas sensaciones iniciales se debían a que no hay nada mejor que poner en práctica una gran cantidad de conceptos nuevos y promesas, en lugar de verlos fríamente en un papel como ocurrió en aquella ocasión. Sin embargo, con las sucesivas versiones avanzadas y con la final en nuestras manos hemos podido comprobar que todo lo nuevo no es algo que haya que dejar pasar, pues mejora en gran parte la experiencia global de los partidos.
Primero fue la defensa, luego fueron las animaciones y los impactos entre jugadores y finalmente se intentó mejorar el ataque. Pequeñas actuaciones en varios ámbitos que han acabado conformando lo que tenemos hoy frente a nosotros, pero con un pulido general que da sentido a todos aquellos pasos dados. En concreto, y hablando de las mejoras en la jugabilidad, podemos asegurar que esta vez sí la parcela ofensiva del juego consigue un nivel óptimo, estando al mismo nivel que la estabilización defensiva que se produjo hace unos años.
Desde siempre, uno de los defectos que ha arrastrado la saga ha sido la imposibilidad de ver desmarques convincentes a la espaldas de los defensas. En muchas ocasiones había que forzar la situación, y en la mayoría de casos costaba mucho ver que los jugadores acompañaran al compañero que llevaba a la pelota si intentaba realizar un ataque algo más rápido. Una de las primeras cosas que descubrimos al ponernos a los mandos de la consola fue que esto se había esfumado. Por fin en este
FIFA 14 la sensación de estar atacando en conjunto es total, multiplicándose por ello las opciones ofensivas.
FIFA 14 cuenta con
hasta tres nuevas animaciones de desmarques, siendo estas las recepción en estático protegiendo el balón, los amagos en carrera para acabar cambiando la dirección y generar un mejor movimiento y los desplazamientos laterales en las bandas para desprendernos fácilmente del acoso de la defensa. Algo que se explica como una definición teórica, se muestra plenamente en el juego,
Y es que esta situación se ve acompañada de otro fenómeno que también había sido anunciado pero que visto de cerca y comprobándolo nosotros mismos le damos mucho más valor.
El centro del campo en FIFA 14 se convierte esta vez en el núcleo imprescindible de creación de juego, y los denominadas “partidos de tenis” que se producían se ven reducidos en muchas ocasiones, pues la ralentización del ritmo de juego se hace patente a la hora de mostrar esta faceta que incremente la sensación de simulación.
En ello tiene que ver muchas de las animaciones implementadas y algunos movimientos resaltados que lo enfocan todo a crear el fútbol en esa zona. Por ejemplo,
los giros de los jugadores aumentan en el tiempo, dado que el peso y la altura tiene una influencia mayor en la agilidad de los mismos. Se acabó aquello de girarnos rápidamente para hacer la guerra por nuestra cuenta. No es una opción ya porque la presión de los defensas evitaría que nuestra progresión fuera excesiva.
Pero a ello también contribuye el mayor peso que tiene ahora la protección del balón. El hecho de jugar de espaldas a los contrarios y a partir de ahí buscar la mejor opción de pase, se puede convertir en un arma bastante avanzada una vez hayamos jugado los suficientes partidos y nos hayamos adaptado a todas estas pequeñas mejoras. Todo va enfocado, de nuevo, a que el ritmo trepidante baje, se apueste por la simulación y se acaben desencadenando más variedad de jugadas que nazcan de la necesidad de hacer algo diferente para marcar un gol.
Aunque al final, todo esta elaboración debe acabar desembocando en jugada de gol, en un tiro que finalice todo el proceso. Para ello,
los disparos han sido mejorados en el aspecto de las animaciones, pero que tienen también su resultado en la jugabilidad. Es el caso de la adaptación de la carrera al chut, pues en lugar de producirse el patinaje extraño que antes ocurría para alcanzar el balón, ahora el jugador rectifica la carrera para medir bien la distancia. Lo mismo ocurre con ciertos tiros curvados, donde el jugador también adaptará el ángulo del esprint a la dirección que le queramos imprimir.
Un conjunto de mejoras todas ellas que, en mayor o menor medida, acaban de pulir un resultado que ya venía siendo notable en entregas anteriores. Tal vez estemos ante la edición de
FIFA que menos evoluciona de todas, pero no por ello el resultado final deja de ser satisfactorio, pues este año el enfoque dado permite pulir todas aquellos detalles necesarios para transmitir una mayor sensación de fútbol total.
Facilidad para explotar todas las opciones del deporte rey Uno de los problemas menores que siempre ha arrastrado la saga ha sido la navegación por un conjunto de menús algo anárquicos que dificultaban en gran medida al aprendizaje de todas las opciones, o al menos el acceso al conocimiento de dónde estaba situada cada cosa. Por si fuera poco, la lentitud de los mismos podía llegar a ser desesperante, estando siempre una especie de lag permanente que impedía que nuestro control fuera al mismo ritmo que nuestra necesidad de llegar hasta cierto punto.
En
FIFA 14 se lleva a cabo una
remodelación total de estos menús, tanto en estructura como en fluidez de recorrido. Se acabaron los líos para buscar el modo de juego o la opción entre tantas secciones. El uso de una estructura basada en imágenes hace de todo esto algo muy intuitivo, que ligado a la fluidez con la que se le ha podido otorgar a la selección de cada parte garantiza una experiencia mucho mayor.
Y es que no nos engañemos, pasaremos muchas horas recorriendo los diferentes apartados, como ocurre año tras año. Para ello Electronic Arts nos ofrece una
gran cantidad de modos de juego offline y online que intenten satisfacer nuestras necesidades futbolísticas de las formas más variadas posibles. Por encima de todos y con respecto a los del primer tipo, vuelve a destacar el
modo carrera como principal baza para dedicarle muchas horas llevando a nuestro equipo o a nuestro jugador a lo más alto.
Como siempre, la cantidad de opciones que se abren cuando tenemos la posibilidad de ser los managers totales de un equipo son mucho más grandes que si intentamos acompañar de la mano a un proyecto de jugador hasta el estrellato. En esta perspectiva encontraremos muchas de las opciones de siempre, pero también una
remodelación a conciencia del sistema de fichajes con algo que el estudio de desarrollo ha denominado
global scouting network. Mediante este sistema veremos como los ojeadores tienen una importancia mayor, pero también un trabajo mucho más realista que nos obligará a tomar ciertas decisiones con mucho más cuidado.
Sin embargo,
otro año más la punta de lanza de la diversión será todo lo referente al apartado online, donde la experiencia de
FIFA alcanza una dimensión mayor al poder disfrutar en compañía de las diferentes opciones disponibles. Es el caso del siempre adictivo
Clubes Pro o Temporadas, pero sobre todo de
Ultimate Team. Aquella modalidad que hace años fue implementada como un simple extra y que hoy en día se convierte en una baza comercial tan importante como para haber sido empleada en la promoción de consolas de la siguiente generación.
Este año, el modo que vive de un sistema de subastas ideal para añadir un importante componente económico al juego, vuelve a experimentar una mejora sustancial. Esta vez la química de los jugadores funcionará de forma distinta, teniendo que aprender los entresijos de sus principales características para sacar el máximo rendimiento a nuestras plantillas de bronce, plata y oro. Pero más allá de todo esto, también contaremos con la gran cantidad de licencias que siempre ha caracterizado a esta franquicia, teniendo
más de 30 ligas licenciadas entre las que destaca la inclusión de la liga Argentina y la liga de Chile. Sin duda, y año tras año, la saga
FIFA es la mejor opción para conseguir la inmersión necesaria y el contexto suficiente para recrear la emoción del fútbol con veracidad y consistencia.
Continuidad en el apartado técnico Este hecho se expande también al apartado técnico. Un punto que sin embargo tiene el mismo halo continuista que todo el juego, pero con menos novedades palpables, ya que
la experiencia visual no parece haber cambiado un ápice con respecto a FIFA 13. La estabilidad del juego continua siendo la de siempre, al igual que las animaciones más cercanas que destacan las celebraciones o las actitudes de los jugadores tras acciones clave.
Sin embargo, en lo que
sí se ve mejoría es en la repercusión de las físicas en los choques de los jugadores. Algo que hemos comentado anteriormente porque tiene una repercusión directa sobre la jugabilidad, pero que evidentemente también actúa de forma clara en la percepción visual de todos las situaciones que se produzcan en el juego. El motor de impactos alcanza su mayor eficiencia en esta edición, y así lo notaremos desde el primer momento.
Por otro lado, incluso
la selección musical continúa siendo igual de destacada, como viene siendo costumbre. O los comentarios de
Manolo Lama y Paco González, que año tras año añaden pequeñas frases nuevas o modifican las anteriores, escuchando pequeños chascarrillos o comentarios oportunos sobre la situación de un equipo concreto o de algún que otro jugador destacado.
En definitiva, un apartado técnico que representa en mayor o menor medida lo que
FIFA 14 es. La última entrega de la saga antes del salto a la siguiente generación se destapa, como debía ser, como la mejor de todas las anteriores. El objetivo de pulir al máximo la base existente se ha llevado a cabo, aunque a cambio se haya renunciado a llevar a cabo una revolución mucho más profunda que terminada por cambiar de nuevo el concepto.
Pero tampoco era necesario. En esta generación
FIFA eligió un camino correcto que poco a poco ha ido recorriendo hasta llegar al día de hoy, ofreciendo seguramente la mejor experiencia futbolística del momento, muy lejos de los competidores que ahora mismo tratan de luchar por marcar las pisadas en un recorrido que Electronic Arts ya realizó hace seis años.
Veredicto
[*]
FIFA 14 alcanza con esta entrega la mejor experiencia futbolística de la saga. Como colofón final a un proyecto que empezara a inicios de la presente generación de consolas, esta última entrega vuelve a mejoras ciertos aspectos jugables y técnicos que la convierten en la mejor de los últimos años.